Henry Kissinger, quien alcanzó el siglo de vida el pasado mayo, se distinguió como un astuto diplomático al negociar el fin de la extensa guerra de Vietnam, siendo galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1973.

No obstante, su prestigio se vio empañado por su respaldo al golpe que destituyó al presidente Salvador Allende en Chile, dando origen a la prolongada dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet (1973-90). Documentos desclasificados corroboran que Kissinger abogó por el golpe desde 1971, evidenciando su participación política en la región.

En 1998, cuando Pinochet fue arrestado en Londres, el juez español Baltasar Garzón intentó interrogar a Kissinger por su presunta implicación en el Plan Cóndor, la coordinación de dictaduras sudamericanas para perseguir y eliminar opositores. Sin embargo, el Reino Unido rechazó dicha posibilidad.

Kissinger falleció a los 100 años, enfrentándose a acusaciones de crímenes de guerra por el bombardeo estadounidense en Camboya durante la guerra de Vietnam.

Su participación en golpes de Estado en Latinoamérica en los años 70, respaldados por servicios de inteligencia estadounidenses, generó controversia. Contribuyó a establecer regímenes autoritarios como el de Pinochet en Chile y el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, así como en la Operación Cóndor.

A pesar de sus éxitos diplomáticos (segun EEUU), el respaldo de Kissinger al golpe militar en Chile difuminó su imagen en América Latina. Documentos desclasificados por la Casa Blanca han impulsado iniciativas que buscan su enjuiciamiento y la revocación de su Premio Nobel.

Este legado crítico hacia la política exterior de EE.UU. UU. en la región resalta la necesidad de reflexionar sobre la influencia de figuras como Kissinger en la historia latinoamericana, siendo un tema de interés relevante en el ámbito académico y político actual.