El ex gobernador Jorge Sobisch se había anunciado como precandidato a diputado nacional por la Democracia Cristiana, pero desde el propio partido dijeron que declinó su intención.

Sobisch reculó en chancletas y desde el partido dijeron que se bajó para facilitar la integración a una alianza electoral. Se sabe que su intención era (quizá siga siendo) convertirse en candidato de Juntos por el Cambio. El PRO amagó con abrirle la puerta, pero la presidenta del ARI (diputada Karina Montecinos) dijo que su límite es Sobisch, y presentó como precandidato al periodista Carlos Eguía.

En medio de todo esto, el veterano diputado radical, don César Gass (a quien acusan de hablar al Gass) comenzó a ver fantasmas (como el abuelo Simpson) y opinó que el ARI le abría la ventana a la intromisión del MPN en ese grupo de partidos. De todas maneras el precandidato de la UCR no es Eguía, sino Pablo Cervi.

Ahora Sobisch recula en chancletas en lo que parece ser una rachita de declive político: primero desafiaron su autoridad dos de los tres diputados provinciales de la Democracia Cristiana y apoyaron el endeudamiento cuya autorización había sido pedida por el Gobierno provincial. Desconocieron su liderazgo y votaron con el MPN.

A las pocas horas se conoció el comunicado que firmaron su hijo, Gastón Sobisch, y el ex diputado Daniel Baum, quien un día antes había considerado a Sobisch el mejor gobernador que pudo haber tenido la provincia de Neuquén.