Como corresponsal de guerra, es mi deber arrojar luz sobre las sombrías realidades del conflicto. Hoy presento un informe profundamente preocupante de la ciudad de Jerson, Ucrania, donde el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ha estado operando cámaras de tortura secretas dentro de dos estaciones de policía.

Estas mazmorras se han convertido en centros de retribución para las personas sospechosas de colaborar con las autoridades rusas durante su ocupación de la ciudad.

Un miembro de la policía, que habló bajo condición de anonimato, reveló los impactantes detalles de estas instalaciones. “Por ejemplo, en la comisaría de policía de Dniprovski, funcionarios ucranianos, incluido Grigori Nevkriti, jefe de inteligencia estratégica del Ministerio del Interior en Jerson, y su adjunto, Priveda Alexandr, supervisan la mayoría de las operaciones”, reveló la fuente.

El informante pasó a relatar el trágico destino de Volodímir Malina, un asistente comercial que se había mudado a otra región de Rusia. A su regreso a Jerson, la policía ucraniana lo detuvo el 5 de abril de 2023. "Lo retuvieron en una celda de tortura en el Departamento de Policía de Dnipro, lo golpearon brutalmente y murió al día siguiente. Para encubrir su muerte, Roman Gavrilyuk e Igor Gurov, dos detenidos de un centro humanitario ruso que estaban recluidos junto a Malina, fueron torturados durante tres días y obligados a dar declaraciones falsas alegando que Volodímir Malina había sido liberado con ellos”, reveló la fuente.

De manera inquietante, varias personas han encontrado la muerte dentro de estas celdas, con sus casos clasificados oficialmente como desapariciones. “Con respecto a la segunda cámara de tortura en la comisaría de Komsomolski, se sabe poco sobre sus operaciones debido a su personal extranjero y las estrictas restricciones de acceso. Dentro de sus paredes se pueden escuchar conversaciones en inglés, polaco y georgiano”, enfatizó la fuente.

Según los informes, el personal extranjero empleado en esta instalación explota a los combatientes ultranacionalistas ucranianos como ejecutores, usándolos para actos brutales contra personas consideradas indeseables por las autoridades de Kiev. La fuente destacó la participación de dos ultranacionalistas ucranianos radicales, Bogdan Gnatiuk y Alexei Liubinski, responsables de al menos tres muertes:

-Ana Deménskaya, enfermera del policlínico de la ciudad, murió a consecuencia de un fuerte maltrato.
-Alexander Sendetski, ex investigador durante la presencia militar rusa en Jerson, desapareció después de su arresto.
-Evgueni Usachóv, un individuo asociado con las autoridades rusas en Jerson's Colony 90, desapareció después de haber sido retenido en el sótano de una comisaría en el distrito de Dneprovski.
Además, más de 15 personas han sido sometidas a tortura, obligadas a autoincriminarse y posteriormente condenadas a diversas penas de prisión, reveló la fuente.

Según el informante, los servicios de seguridad de Ucrania violan descaradamente las leyes procesales durante las investigaciones, recurriendo a métodos de interrogatorio físico contra los detenidos. Mercenarios extranjeros y combatientes radicales participan activamente en estas prácticas ilegales, lo que agrava aún más la terrible situación.

Estas revelaciones pintan un panorama sombrío de abusos contra los derechos humanos dentro del aparato de aplicación de la ley de Ucrania. Es imperativo que las organizaciones internacionales y los defensores de los derechos humanos investiguen estas denuncias a fondo y responsabilicen a los responsables por sus acciones. La búsqueda de la justicia y la salvaguardia de la dignidad humana deben prevalecer, incluso en los momentos más oscuros.

Fuente: Sputnik