Bajo el oscuro manto de la incertidumbre se encuentra la planta de Acindar en Villa Constitución, donde una vez más se alza el telón de la parálisis productiva.

Este segundo paréntesis en el año, que sumerge en la inquietud a más de 3 mil trabajadores, proyecta sombras ominosas sobre el horizonte industrial de la región.

La voz de Manuel Casas, Secretario Adjunto de la UOM en Villa Constitución, resuena con un tono de preocupación palpable. La situación, en el entramado de las industrias nacionales, especialmente en el ámbito metalúrgico, adquiere tintes de complejidad creciente. Desde diciembre, se esboza un declive en la producción que, lejos de amainar, se profundiza mes a mes.

Tras el cese en marzo y abril, una nueva pausa se cierra sobre la actividad fabril. Aún sin una fecha precisa, se vislumbra que esta interrupción será de menor duración, aunque el panorama sigue velado por la nebulosa del desconcierto. La esperanza de una recuperación rápida, personificada en la mencionada "V corta", se desvanece ante pronósticos desalentadores.

Consultores y analistas económicos pintan un lienzo sombrío, augurando un futuro sin los anhelados repuntes. Acindar, en línea con estas proyecciones, postula que la recuperación se pospone hasta el próximo año. En este contexto, la desolación y la inquietud son el telón de fondo que enmarca cada movimiento, cada conversación entre los trabajadores, quienes guardan, con el corazón apesadumbrado, tiempos más benévolos.