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GENERALES

21 de marzo de 2022

La pelea entre Alberto y Cristina le conviene a los ricos y golpea a los más humildes

Desde que anunció el inicio de la beligerancia hasta ese discurso, en esos 4 días, los precios aumentaron en algunos casos hasta un 30%.

El impacto de la pandemia y la guerra en la inflación. La política y los diferentes criterios dentro del Frente de Todos. Alberto, Cristina y el peligro del regreso del macrismo. 

 

Roberto Navarro en El Destape Radio realizó un editorial sobre el impacto de la inflación, la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, la actualidad del Frente de Todos, el precio de los alimentos y las medidas anunciadas por el presidente. 

Algunos de los pasajes del editorial de Navarro en su ciclo Navarro 2023 en El Destape Radio. 

  • Estados Unidos tuvo una inflación en 2020 del 1,4% durante todo el año. En 2021 saltó al 7% por la pandemia que hizo subir el precio de los commodities. En dos meses de 2022 ya sumó 1,8%. Anualizada será del 12%.Primero por la pandemia y después por la guerra. En Canadá 0,7, en 2021 saltó al 4,8% por la pandemia. En dos meses fue del 1,9. Anualizada va a ser del 12%. Italia multiplicó por 20 su inflación en un año. Del 0,2 al 3,9%. En estos dos meses de 2022 ya va por el 2,5. Anualizada será de 16%. La multiplicó por 80. Esto está ocurriendo en todo el mundo. Eso debió mostrar Alberto Fernández el viernes para luego anunciar una suba de retenciones.  
  • Primero la pandemia y después la guerra generaron una suba de la inflación internacional como no se veía desde hace 40 años. En Argentina, en la que Macri dejó una inflación del 50%, hoy sufrimos lo que sufrimos. 
     
  • El presidente, que pasó su mejor momento cuando en 2020 se erigió en el padre que nos cuidaba de la pandemia y nos explicaba lo que estaba pasando en el mundo, debió hacer lo mismo esta vez. 
     
  • Una vez explicado, en un ámbito adecuado, rodeado de gobernadores, la CGT,  las organizaciones sociales y, por qué no los otros componentes del Frente de Todos, el presidente debió explicar que por la pandemia y la guerra hay hambre en el mundo, pero que acá en el país tenemos nuestros alimentos y que podemos tomar las medidas para solucionarlo. 
  • Mostrar que desde 2015 hasta la actualidad los trabajadores y jubilados perdieron una cuarta parte de sus ingresos reales al tiempo que el campo aumentó más de un 200% sus ganancias en dólares. Que ahora con la guerra se generó nuevamente una fuerte transferencia de ingresos de toda la sociedad a ese sector. Que mientras a vos todos los días te sale más caro el pan, los lácteos, los huevos, la carne, ellos dieron otro enorme salto de ganancias. Mostrar cuadros con todos esos datos, como en la pandemia, en cadena nacional. Con perdón de la palabra. 
     
  • Que ese salto de ganancias no se dio porque dieron un salto de productividad. Se dio por la guerra. Y que él, Alberto, fue elegido por el pueblo y tiene la obligación de evitar que la guerra se convierta en ganancias extraordinarias para unos pocos y hambre para millones. Es decir, si el precio estaba en 100 y por la guerra sube a 200, el adicional de 100 es un “ingreso extraordinario de guerra”, que es lo que en principio debería retenerse.
     
  • En ese contexto, podía anunciar una suba de retenciones que lleve el precio que recibe el campo al precio anterior a la guerra, que los productores mantengan las súper ganancias pre guerra, pero que entreguen a un fondo anti cíclico sus ganancias extraordinarias por guerra. 
     
  • Una parte de ese fondo anti cíclico se podía guardar para devolverle a los productores ante una baja pronunciada de los precios internacionales y otra se podía coparticipar para recibir el apoyo de los gobernadores. Esa suba de retenciones bajaría los precios de los alimentos de inmediato​​

  • ¿Corría el peligro de un rechazo del Congreso? ¿Corría el peligro de una movida judicial? Es posible. No seguro. Tal vez conseguía algo de lo que se proponía: una parte. Pero cumplía con su obligación ante el pueblo y ponía a la oposición a defender a los ricos.En vez de hacer eso, el gobierno filtró una suba de retenciones varios días antes, anunció un inicio de una pretendida guerra contra la inflación para el viernes. Y el viernes no dijo nada. O lo que dijo defraudó. Porque encima aprovechó para decir que gracias al fondo íbamos a poder vencer a la inflación. Agradecerle me pareció too much.
     
  • Desde que anunció el inicio de la beligerancia hasta ese discurso, en esos 4 días, los precios aumentaron en algunos casos hasta un 30%. No fue buena idea anunciar que lo iba a anunciar. Esa mínima suba de retenciones a harina y aceite de soja será útil solo para palear la suba de la harina. Fue buena la medida. Pero solo sirve para un producto y sus derivados. No tiene nada que ver con el precio del aceite. Hoy las entregas de aceite están suspendidas. Ni frena el precio del maíz que empuja a la carne, los lácteos, el pollo, los huevos y otros productos. 
     
  • Somos un país que debería estar viviendo mejor por la guerra y estamos avanzando hacia una miseria desesperante. 
     
  • La guerra puede llevar  mucho tiempo e incluso extenderse a otros países. En las condiciones actuales eso puede llevarnos rápidamente a más de un 50% de pobreza y a 3000 productores convertidos en jaques árabes con ganancias extraordinarias, impensadas en épocas de paz.
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  • El presidente, que podría haber usado la guerra para erigirse nuevamente en el padre protector en este caso de los alimentos de los argentinos, se convirtió en un meme que anunciaba una guerra con fecha y hora para que el enemigo se apreste a la batalla y para colmo no atacó. 
     
  • El ingreso promedio de la población asalariada es de 51 mil pesos.Y se necesitan 80 mil pesos para no ser pobre. En los últimos seis meses se multiplicó la cantidad de personas que se dedica al cartoneo: ya son 120 mil registrados.
     
  • Cuando se elige no confrontar para evitar el conflicto en momentos en que la miseria aumenta dramáticamente, solo se elige otro conflicto; el conflicto social que puede estallar en cualquier momento. El telón de fondo de la situación es un sostenido trabajo de la derecha para la deslegitimación no solamente de este gobierno sino de cualquier variante o iniciativa transformadora por moderada que pueda ser o parecer.
     
  • Tan claro como la necesidad de preservar la unidad es que esa unidad no puede ser la herramienta de un clima de conformismo y de marcado déficit de energía ante los sectores poderosos que han construido una cláusula de proscripción sistemática sobre cualquier política estatal que tienda a reparar el dolor social, creciente y cada vez más angustiante. Inflexibles y potencialmente violentos, esos sectores se han colocado en pie de guerra contra un gobierno que ha sido bastante moderado en sus gestos redistributivos del ingreso. La tensión social va creciendo y la falta de dispositivos orgánicos para canalizarla puede dar paso a situaciones explosivas.
       
  • A los economistas de la corriente principal les gusta separar taxativamente la economía de la política. Se trata, por supuesto, de un mundo imaginario. Los sujetos de la política económica son los actores económicos: empresarios, trabajadores y los mismos gobiernos que toman las decisiones y, por lo tanto, la política económica es inseparable de las relaciones de poder, de la lucha de clases. La economía es economía política.
     
  • Pero el presidente no puede hacer política sin los votos de Cristina y Cristina no puede como condición para la unidad sostener posiciones como no refinanciar la deuda con el FMI, que ya no apoyan incluso muchos de los políticos kirchneristas, soldados de batallas históricas, que han resistido estoicamente al macrismo al lado de Cristina, que la han defendido de la persecución, pudiendo evitarse los problemas y no hacerlo, como el Chivo Rossi, Aníbal Fernández, Hugo Yasky, Daniel Filmus, Carlos Tomada y hasta Jorge Ferraresi, entre otros. Ni intelectuales, como Jorge Alemán, Nora Merlin, Ricardo Foster, entre otros. Y periodistas que hemos dado sustento argumental a las principales políticas de los 12 años kirchneristas, como Alfredo Zaiat, Rulo De Latorre, David Cufré, Claudio Scaletta, y quien les habla, entre otros y que hemos puesto en juego nuestros empleos, nuestra salud, nuestra seguridad y en algunos casos su libertad. 
     
  • Creer que esas diferencias entre los que nos reivindicamos kirchneristas no tienen un correlato en la sociedad y que el sector conservará el año que viene el mismo apoyo electoral que en 2017, 2019 o incluso 2021, que estos dos años de cogobierno van a ser ignorados por los argentinos es un poco más que voluntarioso. No va a ocurrir. 
     
  • No se está rompiendo solo el Frente de Todos; se está rompiendo el kirchnerismo. 
     
  • Estamos en un país con 10 millones comiendo en comedores y productores y empresarios que ganan miles de millones, con una deuda tremenda con privados y el FMI y el Banco Central sin reservas.
     
  • La respuesta de un gobierno popular no puede ser no pagarle al Fondo, quedarnos sin dólares e ir a una hiper inflación que hambree al pueblo. Ni puede seguir siendo emitir billetes que cuando llegan a las manos del trabajador no valen nada.Si unos ganan como jeques árabes y otros cartonean la solución es sacarle a los ricos para darle a los pobres y para eso hace falta unidad y para que haya unidad hace falta humildad.
  • No se puede negar que todo esto ocurre en medio de limitaciones políticas creadas por el lawfare. Pregúntenle a los brasileños, a los bolivianos, a los ecuatorianos. Lo que en los 70 fueron las dictaduras hoy es esta guerra de medios y jueces la que impulsa la miseria planificada. Pero de eso se sale no solo con coraje, también con inteligencia y con estrategia.
     
  • Cristina eligió a Alberto porque pensaba que ni ella ni Axel ni ninguno de los propios iba a poder gobernar. No eligió al Che Guevara. Eligió a un tipo que se fue del gobierno para no pelearse ni con el campo ni con Clarín. Y que se fue con Sergio Massa y luego con Florencio Randazzo. Ahora no puede sorprenderse y ofenderse. Ahora no puede esperar que sea Camilo Cienfuegos.  
     
  • La estrategia era sobrevivir. Evitar que arrasen con el peronismo y sus organizaciones y evitar una profundización del sufrimiento del pueblo. Siempre se supo que no se venia a hacer la revolución, ni siquiera a recuperar lo perdido, sino a frenar la caída y esperar una relación de fuerzas regional que permitiera ir por más.
     
  • La pandemia y ahora la guerra cambió todo. Ahora hay más miseria con el peronismo en el gobierno. Esa es la realidad. Y la solución de Alberto y Cristina es romper. Ella resguarda su legado para 2027. Él se aleja de la mancha venenosa que es Cristina cuando el peronismo vuelva al llano. 
     
  • Y mientras el país se llena de cartoneros y estamos entrando en una especie de 2001 crónico en el que la pobreza y el hambre se naturalizan y extienden en el tiempo. 
     
  • Todos los movimientos populares hicieron alianzas en los últimos tiempos. Puede ser la unidad como continuidad modificada del período anterior en Bolivia, como reagrupamiento político después de la primera vuelta electoral (Perú y Chile), como tendencia a una ampliación muy importante del campo de las alianzas posibles en la próxima elección (Brasil), pero el caso es que los procesos populares de principios de este siglo tienen un signo común, el de la unidad en la diversidad. 
     
  • Si la reciente declaración en sede judicial del exministro de Trabajo bonaerense Marcelo “Gestapo” Villegas, que dio detalles sobre cómo el espionaje y la persecución se digitaban desde el despacho de Mauricio Macri en la Casa Rosada, no alcanza para señalarle al peronismo dónde está el peligro más acuciante; si el miedo a la cárcel o al ostracismo político no es suficiente; si no alcanza siquiera con la responsabilidad por el bienestar de 50 millones de argentinos cuyo destino quedará truncado cuando el país vuelva a hundirse en otro ciclo neoliberal; esta semana, el jueves 24 de marzo, la sociedad argentina volverá a salir a la calle para pedir Memoria, Verdad y Justicia, para decir Nunca Más, y, si es necesario, para recordarle a sus dirigentes cuál es la verdadera línea roja que separa al país en dos.
  • Parece que todos se hubieran olvidado de la contradicción principal: De la histórica derecha, voraz y asesina, que se quiere cargar a todo el movimiento sindical y a todo el peronismo. 
     
  • ¿En serio Alberto cree que va a llegar a 2023 sin Cristina? ¿En serio Cristina cree que puede ser vice presidenta y jefa de la oposición a la vez?
     
  • Es injusto que se diga que es lo mismo Alberto que Macri. Y es inaceptable que el presidente quiera gobernar sin atender las opiniones de quien puso los votos. Ambos ignoran la contradicción principal y ponen al pueblo en peligro de volver a sufrir a Macri. Los que no sean parte de la solución son parte del problema. 
     
  • Con los aumentos de precios de los último meses el hambre es parte de la cotidianeidad de cada vez más millones de compatriotas. El invierno se acerca y el Estado no tiene plata para importar gas para producir y para calefaccionarse. Hay pandemia y hay guerra.
     
  • Si nada cambia, Macri, Patricia Bullrich, Fernando Iglesias, Waldo Wolff y todo ese ejercito de locos peligrosos volverá al poder. Alberto debería volver a llamar a Cristina y Cristina debería esta vez atenderlo. Y formar un frente lo más poderoso posible. No para negociar migajas; si no para gobernar y evitar el sufrimiento de millones de argentinos. No hay que olvidar quién es el enemigo. El único enemigo de un dirigente peronista debe ser la oligarquía que explota a los trabajadores y trabajadoras.

 



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