En un preocupante episodio, soldados israelíes llevaron a cabo la demolición de dos estructuras residenciales en la comunidad de Wadi Abu Hindi, ubicada al este de Jerusalén, capital de la Cisjordania ocupada.

Este acto provocó el desplazamiento forzado de trece personas. Además de las demoliciones, el Ejército israelí confiscó tanques de agua, una tienda de campaña de propiedad de un residente local, así como galpones y forrajes.

Las estructuras residenciales demolidas pertenecían a Mohammad Hammad y su hijo Ahmad, quienes brindaban refugio a un grupo de palestinos, en su mayoría menores de edad. Es importante destacar que las fuerzas de ocupación israelíes frecuentemente irrumpen en las comunidades palestinas de Jerusalén ocupada, destruyendo sus propiedades y confiscando sus pertenencias con el objetivo de forzar su desplazamiento de la zona.

Desde la perspectiva del Derecho Internacional, la Cuarta Convención de Ginebra y diversas resoluciones emitidas por las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, es claro que las colonias israelíes en la Cisjordania ocupada son ilegales y constituyen crímenes de guerra.

En este contexto, resulta evidente que Israel trata a los palestinos como una amenaza colectiva en el territorio ocupado, desplazándolos y despojándolos de sus propiedades. Este accionar viola los principios fundamentales del respeto por los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos, erosionando aún más las posibilidades de alcanzar una paz duradera en la región.

Es imprescindible que la comunidad internacional preste atención a estos eventos y ejerza presión sobre Israel para que cumpla con sus obligaciones legales y respete los derechos de la población palestina en Jerusalén y en toda la Cisjordania ocupada.